El suelo tiene gran importancia porque interviene
en el ciclo del agua y los ciclos de los elementos y en él tienen lugar gran
parte de las transformaciones de la energía y de la materia de todos los
ecosistemas.
Además, como su regeneración es muy lenta, el
suelo debe considerarse como un recurso no renovable y cada vez más escaso,
debido a que está sometido a constantes procesos de degradación y destrucción
de origen natural o antropológico.
La importancia del suelo tiene que ver con el
hecho de que es sobre él donde la vida tiene lugar y debido a los diferentes
procesos naturales (como la permeabilización del agua), podemos hablar de seres
vivos como plantas y vegetales, animales y seres humanos. El suelo es un
elemento natural muy complejo que puede presentar muchas variantes dependiendo
de la región geográfica, de las transformaciones que el ser humano haya
aplicado sobre el mismo, etc.
Puede
estar compuesto por una sección rocosa o inorgánica para luego estar cubierto
por diversas y muy disímiles entre sí capas de otros elementos como arcilla,
arena, o el humus o tierra orgánica donde la vida es posible. Esta última capa
es la que suele estar en la parte superior del suelo y donde el desarrollo de
diferentes formas de vida es más probable.
La importancia del suelo tiene que ver con
que es en esta superficie donde el ser humano puede cultivar y crecer sus
alimentos más básicos. Al mismo tiempo, es en el suelo donde naturalmente
crecen las plantas y vegetales consumidas por los eslabones secundarios de la
cadena o los animales herbívoros. Para que los vegetales crezcan es importante
que el suelo cuente con riego frecuente (tanto natural como artificial).
Además, el suelo no sólo es importante para
el ser humano en lo que respecta a la producción alimenticia sino que también
tiene que ver con la posibilidad de establecer viviendas o construcciones más
complejas. Para eso, el suelo tiene que ser firme, estable y seguro.
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