Existen básicamente
tres tipos de suelos: los no evolucionados, los poco evolucionados y los muy
evolucionados; atendiendo al grado de desarrollo del perfil, la naturaleza de
la evolución y el tipo de humus.
1.
Los suelos no evolucionados
Estos son suelos
brutos muy próximos a la roca madre. Apenas tienen aporte de materia orgánica y
carecen de horizonte B.
Si son resultado de
fenómenos erosivos, pueden ser: regosoles, si se forman sobre roca madre
blanda, o litosoles, si se forman sobre roca madre dura. También pueden ser
resultado de la acumulación reciente de aportes aluviales. Aunque pueden ser
suelos climáticos, como los suelos poligonales de las regiones polares, los reg
(o desiertos pedregosos), y los ergs, de los desiertos de arena.
2.
Los suelos poco evolucionados
Los suelos poco
evolucionados dependen en gran medida de la naturaleza de la roca madre.
Existen tres tipos básicos: los suelos ránker, los suelos rendzina y los suelos
de estepa.
Los suelos ránker son
más o menos ácidos y tienen un humus de tipo moder o mor. Pueden ser fruto de
la erosión, si están en pendiente, del aporte de materiales coluviales, o
climáticos, como los suelos de tundra y los alpinos.
Los suelos rendzina
se forman sobre una roca madre carbonatada, como la caliza, y suelen ser fruto
de la erosión. El humus típico es el mull y son suelos básicos.
Los suelos de estepa
se desarrollan en climas continentales y mediterráneo subárido. El aporte de
materia orgánica es muy alto, por lo que el horizonte A está muy desarrollado.
3.
Los suelos evolucionados
Estos son los suelos
que tienen perfectamente formados los tres horizontes. Encontramos todo tipo de
humus, y cierta independencia de la roca madre. Los suelos típicos son: los
suelos pardos, lixiviados, podsólicos, podsoles, ferruginosos, ferralíticos,
pseudogley, gley y halomorfos (solonchaks, alcalinos, solonetz y solods).
Los suelos pardos son
típicos del bosque templado y el tipo de humus es mull.
Los suelos lixiviados
son típicos de regiones de gran abundancia de precipitaciones en el clima
templado, dominados por los procesos de lixiviación. El tipo de humus también
es mull.
Los podsoles son
suelos de podsolización acentuada; es decir, tienen gran acumulación de
elementos ferruginosos, silicatos y alumínicos en el horizonte B. La
lixiviación arrastra estos elementos del horizonte A al B. El humus típico es
el mor.
Los suelos podsólicos
tienen una podsolización limitada. Son de color ocre claro o rojizo. El tipo de
humus es mor. Tanto este como el anterior son típicos de los climas templados.
Los suelos
ferruginosos se desarrollan en los climas cálidos con una estación seca muy
marcada. A este tipo de suelo pertenece el suelo rojo mediterráneo.
Los suelos
ferralíticos se encuentran en climas cálidos y muy húmedos. La roca madre está
alterada y libera óxidos de hierro, aluminio y sílice. Son suelos muy
lixiviados. Estos suelos pueden tener caparazón si se ven sometidos a la
erosión o a migraciones masivas de coloides.
Los suelos gley son
suelos hidromorfos, en los que los procesos de descomposición de la materia
biológica se hacen de manera anaeróbica, y la carga orgánica es abundante y
ácida. Se encuentran en condiciones de agua estancada. Es un suelo asfixiante,
poco propicio para la vida. La presencia de agua es permanente, como ocurre en
la orilla de los ríos y lagos. Es de color gris verdoso debido a la presencia
de hierro ferroso.
Los suelos pseudogley
son semejantes a los gley; pero la capa freática es temporal, por lo que se
alternan los períodos húmedos con los secos. Este suelo y el anterior suelen
tener humus de turba.
Los fenómenos de
hidromorfia son los responsables de la lixiviación de los suelos y de la
capacidad de estos para contener vida en las épocas secas. Si la hidromorfia no
es muy acusada tendremos otro tipo de suelo.
Los suelos halomorfos
presentan abundancia de cloruro sódico, ya sea de origen marino o geológico.
Según el grado de saturación y de lixiviación se distinguen:
Suelos solonchaks,
que aparecen en regiones con una estación muy seca, debido a los fenómenos de
migración ascendente de los coloides salinos, y no tiene horizonte B.
Suelos alcalinos, que
aparecen en climas ligeramente más húmedos, se trata de suelos solonchaks que
reciben aportes de agua dulce.
Los suelos solonetz
son alcalinos y reciben aportes minerales y orgánicos producto de la
lixiviación. Estos coloides forman un horizonte B salino, pero el horizonte A
está menos saturado.
Los suelos solods que
tienen una lixiviación más intensa que los solonetz, lo que permite que se
produzcan fenómenos de podsolización.